En este capítulo Pérez-Reverte da un salto en el tiempo. Nos encontramos en la actualidad con Max. Nos hace una descripción del protagonista: un hombre venido a menos que ahora hace de chófer de un doctor suizo (Hugentobler), pero que aún conserva ese encanto y esa inteligencia. En la descripción del personaje lo describe cómo un hombre elegante, con la réplica oportuna y que no había mujer que se le resistiera.
En cuanto al Dr. Hugentobler (su jefe) es un médico suizo y nos dice cómo se hizo rico. Página 15 "Hizo fortuna en los años siguientes de la guerra dispensando tratamiento psiquiátrico a judíos ricos traumatizados por los horrores nazis; de ésos que despertaban en plena noche y creían hallarse todavía en un barracón de Auschwitz, con los dóberman ladrando afuera y las S.S. indicando el camino de las duchas." El doctor se considera un hombre práctico y cuya intuición y experiencia jamás le engañan sobre la condición humana, lo que le llevo a fiarse inmediatamente de Max. Para el doctor la estampa de la honradez y el decoro.
Durante el paseo con el doctor se cruza con tres peatones que salen del hotel Vittoria: dos mujeres y un hombre.
Se fija en la más mayor, hay algo en ella que no le deja dejar de mirarla. La mujer que mira le parece Mecha. Recuerda como bailaba con soltura (el boston What I´ll do y el tango a media luz).
Página 22 ":
"-Una mujer nunca es sólo una mujer, querido Max. Es también, y sobre todo, los hombres que tuvo, que tiene y que podría tener. Ninguna se explica sin ellos... Y quien accede a ese registro posee la clave de la caja fuerte. El resorte de sus secretos."
Max descubre quienes son esos tres: Mecha, Keller y su pareja. Keller es el aspirante al título de campeón mundial de ajedrez y la señora mayor es su madre.
Recuerda el libro que leía la mañana siguiente de bailar con ella en el transatlántico:
"Los cuatro jinetes del apocalipsis" de Vicente Blasco Ibañez
El título que hay en juego es el Premio Luciano Campanella, patrocinado por un multimillonario turinés, gran aficionado al ajedrez.
De vuelta al barco:
allí está de nuevo ella con su marido, le dice que está cansado y que le gustaría verla bailar. Ella mira a su marido y el le dice "-Diviértete. Este joven es un magnifico bailarín". Ella tenía 15 años.
Vuelta a la actualidad:
En el diario local de Sorrento hay una publicación que habla de Keller. Keller nacido en 1938 es hijo de un diplomático chileno, Keller pone en apuros al norteamericano Reshevsky a la edad de 14 años.
Keller es hijo de Mercedes Keller y sus padres se divorciaron cuando el niño tenía 7 año, su maestro de ajedrez fue Karapetian, que aún hoy sigue acompañándolo.
Lambertucci amigo de Max y aficionado al ajedrez le habla del chico. Su manera de jugar es arriesgada, brillante con finales de infarto. "Juega como si fuera inmune al miedo, con pavorosa indiferencia. A veces parece mover de manera incorrecta, con descuidos, pero sus adversarios pierden la cabeza por lo complicado de las posiciones... Su ambición es proclamarse campeón mundial; y el duelo de Sorrento se considera una competición preparatoria antes de la que se celebra dentro de cinco meses, en Dublín. Una puesta a punto".
Cap polonio:
suena la canción del ukelele
El mar está revuelto y la velada acaba pronto. Se encuentra con Mecha Inzuza Le dice que nunca bailó un tango tan perfecto con nadie y ella le responde que su marido es compositor. Le ofrece uno de sus cigarrillos. Abdul Pashá turcos, con una pizca de opio y miel. (pg. 48)
"¿Y es cierto eso que dicen?¿Qué el carácter de una mujer se muestra con más sinceridad cuando baila?
- A veces. Pero no más que el de un hombre."
Sorrento:
Suena Rita Pavone en la radio marconi.
Max mira sus ahorros que son los justos para la logística base, en el se despierta el Max de años atrás. Ha tomado una decisión. Va al dormitorio del doctor y se dirige al vestidor. Gastan la misma talla más o menos, le coge media docena de camisas, un cinturón de piel, calcetines, dos pañuelos de seda, unos gemelos de oro, y un par de chaquetas. En una última ojeada se lleva un encendedor Dupont y un reloj Omega de oro. Vuelve a su cuarto y suena Domenico Modugno cantando Vechio frac.
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